IA fuerte VS. débil
Las dos grandes tendencias actuales en las que se apoyan los
trabajos de los investigadores. Ambas constituyen la auténtica
pinza en cuanto a principios sobre IA
IA
clásica VS. conexionismo
Mientras algunos se empeñan en seguir
enfrentando ambas escuelas, otros investigadores, entre los
que me incluyo, apuestan por soluciones intermedias que adopten
las ventajas de ambas tendencias.
Robótica
Área dedicada al estudio y desarrollo de robots y maquinaria
regida por sistemas basados en IA
Visión
artificial
Reconocimiento de patrones
Lenguaje natural
Síntesis de voz
Comprensión
Interpretación sintáctica y morfológica
del lenguaje
Sistemas expertos
Estructuración del conocimiento en campos técnicos
unque este website sobre inteligencia artificial fue diseñado hace casi 20 años y casi no ha sido actualizado desde entonces, la irrupción de este nuevo campo como fenómeno social en la actualidad me ha hecho añadir algunos contenidos relacionados con la IA de los que espero puedan disfrutar:
La
emulación por ordenador del cerebro humano en determinadas facetas
es hoy una realidad. El "cerebro de silicio" utilizado
en las máquinas se ha convertido en indispensable en un terreno
en el que la mente humana no logra desenvolverse al mismo nivel.
Sin embargo, esa casi infinita capacidad de cálculo capaz de efectuar
varios millones de operaciones en un segundo en una pastilla de
pocos centímetros cuadrados, no ha conseguido canalizarse para alcanzar
un sistema inteligente que consiga emular la conducta humana, regida
por emociones y sentimientos en ocasiones imprevisibles, pero con
capacidad para desarrollar su propia conducta y resolver problemas
para los que nunca ha sido entrenado.
Y
es que hay datos que no debemos obviar. Si bien los modernos procesadores
pueden integrar más de 100 millones de transistores y ejectuar a
frecuencias de vértigo las operaciones de cálculo, las cien mil
millones de neuronas de nuestro cerebro unidas a una espectacular
capacidad autoorganizativa y a una aplastante capacidad de procesamiento
masivo en paralelo convierten al cerebro en un rival inalcanzable
en cuanto a complejidad y procesos cognitivos se refiere.
A
diferencia de un procesador electrónico digital, nuestro cerebro
está sustentado sobre millones de años de evolución natural que
lo han conformado como un órgano diseñado para aprender.
Para
el ser humano, resulta duro admitir que la naturaleza haya desarrollado
algo tan excesivamente complejo como es el cerebro que escape a su comprensión. El ansia de descubrimiento y conocimiento sobre el
funcionamiento de este órgano indescifrable le ha llevado a análisis
y estudios desde perspectivas tan dispares que solo
conducen a callejones sin salida. Pero lo más duro de ello es que, trás toda una vida de esfuerzo, la mayoría de investigadores son conscientes de que seguramente se lleven a la tumba el mismo misterio
al que han dedicado la mayor parte de sus vidas.
Podemos
admitir que la máquina ha superado al hombre en multitud de aspectos
pero nadie, hasta la fecha, puede atribuirse la autoría de haber
enseñado a pensar a una máquina. La máquina ejecuta guiones más
o menos complejos establecidos por los programadores pero se muestra
incapaz de crear sus propios guiones y pautas de funcionamiento
en tareas para las que no ha sido entrenada. La conducta aparentemente
inteligentes lograda por algunos programas no han conseguido aún
sorprender a sus creadores con algo para lo que no habían sido diseñados.
Si
bien existen otras disciplinas como la electrónica, biotecnología
y robótica, que parecen abocadas a converger o integrarse con la
IA propiamente dicha, ésta área se encuentra en la acutalidad más preocupada
en el desarrollo de algoritmos inteligentes que permitan en el futuro
la auténtica "humanización" de las máquinas no sólo en
el plano físico sino en el psicológico. Digamos que la auténtica inteligencia artificial, en su sentido más purista y romántico, no llegará con el logro del reto mecánico, sino al alcanzar la emulación completa de nuestra "alma".
La
inteligencia artificial estudia desde hace décadas la forma de conseguir
un sistema realmente autónomo, entendiendo como inteligente
la capacidad de reacción de un sistema en la toma de decisiones en situaciones
para las que no fue diseñado y con disposición para aprender de sus propios errores. Tomando como referencia al cerebro
humano, esta ciencia multidisciplinar se ha aventurado en un terreno
resbaladizo que parace no avanzar a la misma velocidad que la tecnología.
A
mi juicio, esta involución propia de la IA podría venir originada
por diversas razones:
La IA
pretende romper el principio mismo para el que fueron diseñadas
las computadoras, como pura herramienta de apoyo, traspasando esta finalidad
y convirtiéndolas en sistemas inteligentes con capacidad de aprendizaje
evolutivo y de decisión propia, lo cual puede entrar en contradicción
con el propio principio originario.
Al intentar
romper la barrera mencionada en el punto anterior, los puntos
de partida y final en la investigación saltan en pedazos marcándose
objetivos en ocasiones no definidos y de gran ambigüedad. Para
ello la IA pura intenta tomar como modelo el cerebro humano a
la hora de establecer y sentar principios básicos, replicando
los procesos de funcionamiento en algoritmos inteligentes codificados
en ordenadores, lo cual, y dado el profundo desconocimiento sobre
el funcionamiento de éste órgano, considerado por la neurociencia
como una auténtica "caja negra", complica aún
más si cabe el asentamiento de las bases y los objetivos de
la disciplina.
Como toda
ciencia multidisciplinar encuadrada en la más amplia "Ciencia
Cognitiva", la IA no sólo aprovecha los conocimientos del
resto de disciplinas que conforman este campo
sino que también arrastra el lastre de algunas de ellas,
sus desacuerdos y sus controversias, hasta tal punto que han impedido
la unificación de criterios básicos y el establecimiento de una
única línea de investigación para esta materia. Psicólogos, neurólogos,
lingüistas, filósofos e informáticos no han logrado aún integrar
sus conocimientos y esfuerzos en pos de un mismo objetivo, es
más, ni siquiera parece ser que exista un objetivo común. Es de preveer que los
desacuerdos en cuanto a conceptos como "estado mental",
emociones, motivación y otros muchos, continuarán fisurando la
solidificación de la IA durante las próximas décadas.
El establecimiento
de un único eje de investigación en torno al cual pivoten las distintas
disciplinas implicadas, es hoy por hoy una meta complicada y lejana.
Así,
observamos como la psicología cognitiva ha tomado en ocasiones modelos
de PI (procesamiento de la información) basados en máquinas mientras
que la informática intenta alcanzar sus metas inspirada a veces
en modelos biológicos como son las RNA's (red neuronal artificial).
Esta búsqueda de respuestas en disciplinas ajenas a través de las
analogías implica en ocasiones un importante desconcierto motivado
por el profundo desconocimiento entre éstas y sus posturas y como
no, sus controversias insuperables.
A
mi juicio, el logro de metas en el campo de la IA en el futuro más
próximo pasa por una profunda revisión en la coordinación interdisciplinar,
supervisada y sincronizada desde un plano ajeno a cualquiera de
las disciplinas involucradas, que intente integrar los conocimientos
de todas y cada una de estas disciplinas en su justa medida y mantenga
un solido equilibrio entre ellas que evite posibles sobrecargas
en tendencias concretas. Asímismo, resulta inevitable un replanteamiento
de objetivos que permita sentar nuevas bases y nuevas metas y que
en ocasiones podría obligar al abandono de líneas difusas de investigación.
Las
dimensiones de la IA son difícilmente acotables, como difícil es
definir el pensamiento humano, pero en cualquier caso, la sola idea
de llegar a crear "vida inteligente" aunque su "alma"
resida en el interior de una pastilla de silicio, constituye un
reto tan sumamente excitante como para exprimir el cerebro de cientos
de investigadores que, apasionados en su totalidad, sueñan con este
objetivo como una meta que les permitirá alcanzar la cumbre del
conocimiento humano y la comprensión plena de la vida. Les aseguro
que entrar en la IA es no salir nunca más de ese laberinto cuya
solución hoy nadie conoce.
El reconocimiento al trabajo
y al esfuerzo es el único camino para que
el hombre llegue a superarse a sí mismo.
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